¿Qué les parece esta afirmación?:
“En un contexto religioso, la igualdad
significó que todos somos hijos de Dios, que todos compartimos la misma
sustancia humano-divina, que todos somos uno. Significa también que deben
respetarse las diferencias entre los individuos, que, si bien es cierto que
todos somos uno, también lo es que cada uno de nosotros constituye una entidad
única, un cosmos en sí mismo (…) La igualdad como una condición para el
desarrollo de la individualidad fue, asimismo, el significado de este concepto
en la filosofía del iluminismo occidental. Denotaba (como lo formuló muy
claramente Kant) que ningún hombre debe ser un medio para que otro hombre
realice sus fines. Que todos los hombres son iguales en la medida en que son
finalidades, y sólo finalidades, y nunca medios los unos para los otros. (El Arte de Amar; Fromm, Erich)
Cuando la leí me encantó, me
pareció genial. Puede ser una aseveración obvia para muchos, pero sinceramente
cuando veo el día a día, parecería que no es el caso.
Todas las mañanas al manejar
hacia mi trabajo, en el tráfico espantoso que caracteriza a San Salvador, veo a
ciertos conductores que usan el carril de emergencia para acortar su paso,
¿ellos creerán que el resto de conductores son una finalidad?, ¿se les ocurrirá
que el resto va tarde igual que ellos y que simplemente hacen fila y esperan
pacientemente para mantener orden y evitar más caos?, ¿sabrán que todos tienen
que llegar a sus destinos y que no sacan el carro a esa hora por puro placer de
manejar?
Cuando los conductores se quejan
que los peatones no usan las pasarelas ¿tendrán en mente que esas personas son
una finalidad?, ¿reflexionarán que usar una pasarela es un riesgo, es incómodo,
es inaccesible para muchos y que los peatones al igual que los conductores tienen
derecho al libre tránsito?, ¿sabrán que esas líneas blancas que parecen cebras son
en realidad un cruce peatonal? En cualquier país en el que realmente le
apuestan a la vida, el peatón tiene prioridad de tránsito en esas rayas blancas,
por el simple hecho que es un individuo, un ser humano, una finalidad que está
en desventaja ante un vehículo y que prevalece sobre éste.
Y si pensamos en las empleadas
domésticas, en los obreros, en los vigilantes, en los empleados de una empresa,
¿sus empleadores estarán convencidos que ellos son una finalidad y que son más
que el que cocina y mantiene limpia la casa; el que enriquece o permite que un empresa
exista o el que salvaguarda la vida o los bienes ajenos?.
Ellos no son un medio para satisfacer una
necesidad, sino que son una finalidad tan única y maravillosa como la de esas
personas a quienes les prestan un servicio. De ahí que, es responsabilidad que los
empleadores hagan accesible los medios para que quienes les presten un servicio
puedan superarse, el salario muchas veces no es suficiente, una persona vale
más que $200. Todos tenemos derecho a alcanzar nuestros objetivos, por el
simple hecho que cada individuo, cada ser humano es una finalidad.
Y estos son ejemplos de la vida cotidiana de los simples mortales…Ni nos vayamos a las “altas esferas” de los gobernantes WAKALA!!!!!
Continuando con lo desarrollado
por Erich Fromm: Tal convicción acerca de
la unicidad del individuo se expresa, por ejemplo, en la sentencia talmúdica
“Quien salva una sola vida, es como si hubiera salvador a todo el mundo; quien
destruye una sola vida, es como si hubiera destruido a todo el mundo.” Y es
que realmente, cada cabeza es un mundo, cada vida es una historia, una ilusión,
un sueño, una esperanza. Todos los que existimos tenemos un fin: vivir. Todos
los seres humanos, e incluso el resto de seres vivos, tenemos propósitos, tenemos
objetivos que me atrevería a decir, son casi siempre en el fondo, muy en el
fondo, los mismos: realizarnos como individuos, sentirnos parte de, sentirnos completo,
sentirnos amados.
¿Por qué entonces nos utilizamos?
¿Será que la única forma de alcanzar nuestra finalidad es utilizando a otro
humano como instrumentos para conseguir nuestro propósito?, teniendo en mente que
en otra circunstancia, otra persona nos podría utilizar como medio para
alcanzar su fin.
¿Qué pasaría si a cada ser humano
se le permitiera desarrollar su potencialidad y fuera su propia finalidad? Mi
primera idea loca, es que tuviéramos un planeta con 6.973.738.433 (según el
Banco Mundial, 2011) de seres humanos que han alcanzado su potencial o por lo
menos acercarse mucho a él. Supongo entonces, que tendríamos un mundo más
justo, equitativo, en pocas palabras, mejor, ¿es esto una utopía, es irreal o
imposible? Si el actual sistema dice que la capacidad humana no tiene límites
para transformar su entorno, ¿por qué no lo hacemos? O ¿por qué el sistema no
contribuye a que todos lo podamos hacer?
¿Alguien tiene una respuesta o
alguna idea de que es lo que nos está deteniendo?
Nos vemos…
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